Encontrados 398 resultados para: ejército filisteo

  • Joab, hijo de Sarvia, era jefe de su ejército; Josafat, hijo de Ajilud, era archivero; (2 Samuel 8, 16)

  • David, por su parte, envió a Joab con todo el ejército y su guardia real. (2 Samuel 10, 7)

  • y confió a su hermano Abisaí el resto del ejército para hacerles frente a los amonitas. (2 Samuel 10, 10)

  • Ha dadezer mandó mensajeros y movilizó a todos los arameos del otro lado del Jordán. Estos se concentraron en Jelán, encabezados por Sobac, jefe del ejército de Hadadezer. (2 Samuel 10, 16)

  • Al año siguiente, en el tiempo en que los reyes sa len a campaña, David mandó a Joab con la guardia y todo el ejército. Derro taron a los amonitas y sitiaron la ciudad de Rabbá, mientras que él se quedó en Jerusalén. (2 Samuel 11, 1)

  • Cuando llegó Urías, David le pre guntó cómo estaba Joab y el ejército y cómo iba la guerra. (2 Samuel 11, 7)

  • Reú ne, pues, ahora el resto del ejército y ven a si tiar a la ciudad para que te apoderes de ella; no vaya a ser que la tome yo y que le den mi nom bre.» (2 Samuel 12, 28)

  • David reunió todo el ejército, fue a Rab bá, asaltó la ciudad y la tomó. (2 Samuel 12, 29)

  • En cuanto a sus habitantes, los hizo salir de la ciudad, los puso a manejar la sierra, las rastras y las hachas de hierro y los hizo trabajar en la fabricación de ladrillos; lo mismo hizo con todas las ciudades de los amonitas. Y luego Da vid y todo su ejército volvieron a Jerusalén. (2 Samuel 12, 31)

  • Por eso más bien te aconsejo que mandes reunir a todo Israel, desde Dan hasta Bersebá, y que tú mismo marches al frente de ese ejército tan numeroso como las arenas del mar. (2 Samuel 17, 11)

  • Ahora comuníquenle a David que no pase la noche en los pasos del desierto, sino más allá, pues el rey y su ejército corren el riesgo de ser exterminados.» (2 Samuel 17, 16)

  • David y todo el ejército que lo acompañaba se pusieron en camino y pasaron el Jordán, de modo que al amanecer todos lo habían pasado. (2 Samuel 17, 22)


“O Santo Rosário é a arma daqueles que querem vencer todas as batalhas.” São Padre Pio de Pietrelcina