Löydetty 174 Tulokset: encuentro
pero los de Benjamín salieron a su encuentro desde Guibeá y mataron a otros dieciocho mil israelitas diestros en el manejo de la espada. (Jueces 20, 25)
Los de Benjamín salieron a su encuentro, alejándose de la ciudad como las veces anteriores; mataron a unos treinta hombres por los caminos de Betel y de Gabaón. (Jueces 20, 31)
Las gentes de Bet Semes estaban segando el trigo en el valle. Alzaron la vista, vieron el arca del Señor y salieron gozosamente a su encuentro. (I Samuel 6, 13)
Cuando terminaba de ofrecer el holocausto, llegó Samuel, y Saúl salió a su encuentro para saludarle. (I Samuel 13, 10)
Samuel se levantó y se fue de Guilgal para seguir su camino. El resto del pueblo le siguió al encuentro del enemigo, y llegaron desde Guilgal a Guibeá de Benjamín. Saúl pasó revista al ejército que le seguía; eran como unos seiscientos hombres. (I Samuel 13, 15)
En cuanto se levantó por la mañana, salió al encuentro de Saúl. Pero le dijeron que Saúl se había ido al Carmelo, que se había levantado allí un monumento, y que, a su regreso, había bajado a Guilgal. (I Samuel 15, 12)
Samuel hizo lo que el Señor le había mandado. Cuando llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron temblando a su encuentro y le dijeron: "¿Traes la paz?". (I Samuel 16, 4)
Cuando el filisteo se puso en movimiento y avanzó contra David, éste salió corriendo del campamento al encuentro del filisteo; (I Samuel 17, 48)
Cuando Saúl vio a David salir al encuentro del filisteo, preguntó a Abner, jefe del ejército: "¿De quién es hijo este joven, Abner?". Abner respondió: "Por tu vida, oh rey, que no lo sé". (I Samuel 17, 55)
David llegó a Nob, donde el sacerdote Ajimélec. Ajimélec salió a su encuentro asustado y le dijo: "¿Por qué estás solo y no hay nadie contigo?". (I Samuel 21, 2)
Saúl cesó de perseguir a David y fue al encuentro de los filisteos. Por eso se llamó a aquel lugar "Roca de la separación". (I Samuel 23, 28)
David respondió a Abigaíl: "¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro! (I Samuel 25, 32)